Levantarse en la franja horaria entre las 6 y las 7 de la mañana es algo que no frecuento. De hecho posee una extraña cualidad...Estoy convencido de que me he levantado más veces a partir de las 7 de las que me he acostado, sin embargo, me he acostado más veces entre las 5 y las 6 de las que me he levantado, pero...¿entre las 6 y las 7? De momento sumemos una vez más a las veces que me he levantado.
El metro a las 6 de la mañana no es el metro. Al menos las personas que van en él no son personas sino una gran comunidad de hormigas que se mueven según actos reflejos o un complejo sistema sanguíneo del que no son más que meros glóbulos rojos. Nada de palabras, nada energía...nada de vida.
2 horas de aburrimiento colectivo. Ya me lo temía, las clases de la universidad para enseñarte a ser profesor están hechas para tontos, no es de extrañar que de aquellas aulas solo consigan salir tontos, que a su vez convertirán en tontos a sus alumnos. Parece ser el ciclo de la vida. Por si fuera poco hay quien toma apuntes, ¿de qué?
Creo que la vida universitaria no está hecha para mí: horas de espera en secretaría, incompetencia, desesperación...
"-¿Por qué vamos a la universidad? -Para aprender. -¡Pero si no aprendemos! -Algunos pueden pensar que es instructiva. -¡Ojalá!"