miércoles, 21 de octubre de 2009

Mañanas


Me encantan las mañanas que en vez de sol, amanecen con frío.
Los días que nacen aún dormidos en la oscuridad de la noche.
Las farolas.
Las luces en las ventanas.
El silencio (a veces ni siquiera interrumpido por el canto de los pájaros, que aún duermen).
Y la ligera brisa que se mete por nuestra ropa y que logra que nos acurruquemos en medio de la calle sin que dejemos de andar.
Mañanas que regalan escalofríos.

La combiación de mañana, oscuridad y frío me trae recuerdos de muchos momentos de mi vida, desde mi más lejana infancia hasta aquellos amaneceres que anunciaban estudio mientras recorría con los ojos (y con las piernas) la playa de La Concha.
Hay cosas que nunca cambian.
El tiempo pasa.
El frío de las mañanas se mantiene constante.

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