lunes, 12 de octubre de 2009


"Habíamos entrado en la inmensa llanura de Serengeti, la más grande concentración de animales salvajes. Mirásemos por donde mirásemos, por todas partes aparecían nutridas manadas de cebras, antílopes, búfalos, jirafas... Y todas estas bestias se pasan la vida paciendo, correteando, brincando y galopando. Unos cuantos leones permanecían inmóviles al borde de la carretera, algo más lejos se veía una manada de elefantes y mucho más alejado, casi en la línea del horizonte, un leopardo corriendo a grandes saltos elásticos. Todo aquello parecía increíble, inverosímil. Como si uno asistiera al nacimiento del mundo, a ese momento particular en que ya existen el cielo y la tierra, cuando ya hay agua, vegetación y animales salvajes pero aún no han aparecido Adán y Eva. Y precisamente aquí se contempla ese mundo recién nacido." (...)


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