La primera vez que me enfrenté a la tarea de recaudar firmas fue en mi primera comunión. Un álbum en blanco y una misión: conseguir las dedicatorias y firmas de todos mis familiares. Empresa que cumplí con éxito (asegurado) y con poca motivación (y la que había: paternal).
Tuvo que ser durante el primer entrenamiento del primer Madrid de Capello cuando descubríera el afán que posee a la gente cuando va en busca de esos preciados garabatos.
También en mi adolescencia visitaría las puertas de atrás de numerosas salas de conciertos con la intención de conseguir cruzar unas palabras (además del preciado autógrafo) con los cantantes de los discos que empezaban a inundar mi habitación.
Poco después me convertiría en un asiduo de los camerinos del Auditorio Nacional y del Teatro Monumental cada vez que un gran cellista, violinista o pianista visitaba Madrid.
Hasta hace poco todavía compartía alfombra roja (o calles donostiarras en su defecto) con Woody Allen, Lauren Bacall, Terry Gilliam, David Cronemberg, Isabel Coixet o Leonor Watling.
Para ser que ahora toca ser acosador de escritores...

Luis García Montero
....sí le!
Juan Cruz
....sí le!
Javier Marías
....sí le!
Almuedena Grandes
....sí le!
Juan José Millás
....sí le!
Juan Marsé
....no le! (mierda!)
Para todas mis estaciones de paso.
3 comentarios:
todo un mitómano...
¿acosador?
uyuyuyuyuy
a mi me has dejao loca...
:S
a por juaaaaaaaaaannn!!!
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