domingo, 21 de junio de 2009

Segunda parada: Lübeck (versión 2)

Freitag 19. Juni 2009
19.48 Lübeck Hauptbahnhof.
20.22 Hotel Herrenhof (Zimmer-Nr. 27).
¿Cuántas posibilidades hay de encontrar a alguien que hable castellano en una ciudad como Lübeck?
La segunda persona con la que hablo lo habla.
22.17 Rathaus, Breite Stasse.
Antes de regresar al hotel busco una cerveza alemana (negra o tostada, por supuesto). Plaza del ayuntamiento, bar de copas, viernes noche: voy a entrar..."estamos cerrando" (es lo que me dicen aunque no lo entiendo por sus palabras sino por la forma de sus palabras). ¿A estas horas? Creo que no me va a gustar Lübeck...
A punto de dar por imposible mi búsqueda descubro a la vuelta de una oscura esquina (como todas las de Lübeck a estas horas) un garito alemán: The saloon. Entro. Una camarera rubia; poco más de 40 años; todos los brazos tatuados. Cinco alemanes y una alemana. Clientela fija. Parecen sacados de alguna ciudad del medio oeste americano. Suenan los Rolling. Me quedo. Mi perfecto alemán no me sirve más que para conseguir una Murphy.
23.14 Hotel Herrenhof.
Alguien llega a la habitación 26. Oigo voces. Habla por teléfono. Una mujer. Parece joven. ¿Es castellano? De repente veo un vaso de cristal e imito la situación clasica: oído, vaso, pared...Falsa alarma: no entiendo nada. Las paredes traducen a nuestro idioma todo lo que oímos.
¿Dos personas que hablen castellano en Lübeck en tres horas? Imposible.
Samstag 20. Juni 2009
04.33 Zimmer.
Me despierto. El sol ciega mi habitación. A estas alturas de año amanece a las 04.00 en Alemania, un país que no conoce el concepto de persiana (también tienen quivocado el concepto de almohada). Vuelvo a dormirme en intervalos de 30 minutos.
07.00 Esszimmer.
Desayuno. Descubro a mi vecina de habitación. Aparentemente mi edad. Vestido negro. ¿Será músico? (¿Se puede decir música?) No le oigo hablar español.
07.59 Musikhochschule.
Llego al conservatorio. Ella está. Violinista. Viene a hacer pruebas.
09.36 Musickhoschschule.
¿Hablas español? -escucho. Resulta que sí que había escuchado hablar a dos personas español en mis primeras 3 horas en Lübeck.
12.51 Musikhochschule.
Decidimos ir a comer juntos (horario alemán). Salimos a la calle. Diluvia. Buscamos un restaurante. Un italiano. Completamente entero para nosotros. Entramos empapados. Una mesa. Una rosa. Nos encienden una vela.
13.45 (...)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hacía mucho tiempo que no me paseaba por aquí. Me ha sorprendido un montón, leerte, tu manera de escribir me ha atrapado por completo. Vaya, vaya.

Estas en unos lugares increíbles, de cuento. De repente, me han entrado ganas de salir corriendo de aquí y marcharme a un lugar remoto donde el tiempo se haya estancado, lleno de parques y castillos.

Espero que todo vaya bien por allí. Ya me contarás a la vuelta.

Un abrazo, de la mujer con la que no compusiste una canción (por ahora)

milanera dijo...

¿¿hay una versión tres en la que se omitan los puntos suspensivos??


a mi no me dejes asiiiii...